lunes, 6 de mayo de 2019

La Relajación y sus Beneficios

Relajación es el estado de armonía y ausencia de tensión o estrés, que produce un estado de bienestar físico, emocional, mental y espiritual. Relajación es un estado de alivio de la tensión o del agotamiento físico, incluyendo la ausencia de pensamientos y emociones negativos.

Se habla con frecuencia de la relajación del cuerpo, cuando los músculos liberan la tensión o contracción muscular, pero la relajación también tiene una dimensión emocional, mental y espiritual.

Estudios recienten indican que la relajación equilibra el ritmo cardíaco, disminuye la tensión del sistema circulatorio y muscular, equilibra la actividad glandular, favorece el metabolismo, reduce el gasto energético, fortalece el sistema inmunológico, ayuda en casos de insomnio, ansiedad, etc.

La relajación protege a los órganos vitales del cuerpo de un desgaste innecesario, especialmente a los órganos relacionados con el estrés.

La relajación nos ayuda a hacer frente a las dificultades, calmar la mente y tener un pensamiento más claro y eficaz. El estrés debilita mentalmente a las personas, la relajación restablece la claridad del pensamiento. Se ha descubierto que la información positiva almacenada en la memoria es más accesible cuando la persona está relajada.

La tensión o el estrés no es una mera cuestión física, puede ser generado ya sea por pensamientos de preocupación o angustia, o por sentimientos y emociones que no sabemos manejar. El cuerpo solo experimenta los efectos de los pensamientos, sentimientos o emociones estresantes a través del sistema nervioso y glandular.

Sabemos que la estimulación nerviosa es gobernada por el sistema nervioso autónomo que se divide en simpático, que incrementa la estimulación cuando el organismo se ve amenazado y el parasimpático, que restablece el estado de reposo del cuerpo. Estas reacciones son involuntarias y capacitan al organismo para sobrevivir.

Ante una situación de peligro o amenaza, el sistema nervioso simpático acelera la actividad del corazón y redistribuye la sangre de las vísceras hacia los músculos voluntarios, la tensión arterial y el ritmo respiratorio aumentan, capacitando al individuo para luchar o huir. En estos casos también se ha observado un incremento en el ritmo de coagulación de la sangre, aumento de glucosa en la sangre, actividad de las glándulas sudoríparas, reducción de la actividad del tracto digestivo, etc. En ausencia de peligro o amenaza el sistema nervioso simpático pierde su predominio y el parasimpático asume el control.

Los cambios evidentes producidos por la estimulación simpática como el incremento del ritmo respiratorio, palpitaciones y sudor frío, ponen de relieve la asociación entre las emociones con los órganos internos. El miedo y la ira en particular cuando son experimentados con frecuencia afectan a los órganos internos del cuerpo, dando origen a las enfermedades psicosomáticas. La relajación contrarresta los efectos de la actividad simpática fomentando la acción relajante del sistema nervioso parasimpático.

Dado que el sistema endócrino está estrechamente asociado con el sistema nervioso autónomo, las glándulas adrenales o suprarrenales, situadas encima de los riñones, liberan las hormonas adrenalina y noradrenalina que modifican la acción de los órganos internos en respuesta a las emociones, sentimientos o pensamientos que se tienen en momentos de dificultad. La noradrenalina produce cambios asociados con la conducta agresiva y de lucha, aumentando el estado de vigilancia y creando una agradable sensación de viveza. Por su parte la adrenalina está asociada con la ansiedad y con la conducta de huida, incrementando el flujo de la sangre a las piernas, experimentando sensaciones de amenaza y reduciendo las capacidades mentales. 

Las glándulas suprarrenales o adrenales producen también corticoides, siendo el más importante el cortisol, cuya función es mantener el aporte de combustible a los músculos, favoreciendo la acción de las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina). Existe la evidencia que indica que los niveles normales de cortisol mejoran el sistema inmunológico, pero los niveles altos de cortisol generados por el estrés prolongado suprimen al sistema inmune.

Cuando la dificultad ha sido superada y ya no se requiere la respuesta de estrés, el sistema nervioso parasimpático produce acetilcolina que genera un estado de relajación, y los órganos previamente activados ahora están en reposo. (Esta nota está en construcción, está sujeta a cambios y correcciones). ¡Mis mejores deseos de Salud, Armonía, Paz y Bienestar!

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